Réquiem por una ciudad
La paz ha llegado a Alepo, la paz de una tumba. Durante 1.617 días, la gente vivió una vida de temor insondable en medio de los combates más cruentos de la prolongada guerra civil en Siria. La ciudad ha conocido bien los juegos desvergonzados del hombre.
Es una metrópolis condicionada por la división, el gobierno controlaba el occidente y los rebeldes el oriente. Ambos han sufrido. Un parche de verdor en el occidente está anegado de tumbas recientes porque los cementerios de la ciudad ya no se dan abasto. El oriente es un caos de edificios bombardeados, sus paredes destrozadas como si fuesen las costillas de una fiera descuartizada.
De las ruinas del oriente emergen los supervivientes. Un cuarto de millón de personas estaba atrapado en la zona controlada por los rebeldes. Vivían bajo intensos bombardeos aéreos y el terror en tierra. Tenían pocos alimentos, agua o medicinas.