Líbano

Voces del futuro de Siria

Al igual que la mayoría de sus amigos, Muaz, 5, tiene sueños: “Me encantaría ir al colegio”.  Estoy celoso porque mis hermanos mayores van al colegio y yo no. Quiero aprender el alfabeto.

Lillian, 2, dijo: “quiero cantar y bailar”, mientras que Abdullah, 6, no ha decidido si quiere ser futbolista o pintor cuando sea grande, tal vez las dos cosas. “Mi futbolista favorito es mi hermano mayor. Cuando crezca quiero ser futbolista y pintor”.

Estas son las voces de la esperanza. Los jóvenes refugiados sirios entre los 7 millones de personas que están tratando de construir un futuro. “No hay un lugar más dulce que el hogar” dijo Kamila, sentada al lado de su hijo Mahmood, un joven de 17 años con discapacidad severa, en un campamento de refugiados en el Valle de la Becá en Líbano.

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Los sueños de los refugiados

“Estábamos atrapados en medio de los combates, las bombas estallaban a nuestro alrededor, las balas silbaban por encima de nuestras cabezas. Teníamos mucho miedo, así que huimos a Raqqa con lo que pudimos recoger, tomamos el autobús a Damasco y luego a Líbano”.

Hiam Ali Zameti, 48, es originaria de Idlib y perdió a su esposo antes de que estallara la guerra. Ella huyó de Siria con sus dos hijas en 2012. “El ejército y los terroristas allanaron nuestra casa varias veces”, dice Hiam Ali Zameti.  “La casa fue bombardeada mientras estábamos dentro.  Muchos familiares y vecinos fueron asesinados.

Desde su llegada al Líbano, Ali Zameti ha pasado apuros para encontrar trabajo y un lugar donde vivir. Tristemente, también ha descubierto que tiene cáncer. “Al principio sentí un dolor en el pecho.  Fui al hospital y me enteré de que tenía cáncer de pulmón. Tengo que pagar por la quimioterapia cada tres semanas”, dijo.

Caritas le ha dado dinero a Ali Zameti para medicinas y para exámenes médicos. “Temo por mis hijas.  ¿Qué les pasará si tengo una convulsión?  Esa es mi principal preocupación.  Debido a mi enfermedad he perdido toda esperanza”, dijo.

Caritas, conjuntamente con agencias de la ONU, está proporcionando ayuda económica crítica, además de programas comunitarios y apoyo educativo para 2.000 familias en el norte del Líbano.   Laurette Challita, coordinadora de campo de Caritas Líbano, dijo: “Tenemos a muchos refugiados, estamos tratando de ayudar a las familias más vulnerables”.

Al principio sentí un dolor en el pecho. Fui al hospital y me enteré de que tenía cáncer de pulmón. Tengo que pagar por la quimioterapia cada tres semanas

Con financiación proporcionada por UNICEF y ACNUR, Caritas brinda apoyo a ancianos, mujeres embarazadas y personas con necesidades específicas o discapacidades. “Realizamos visitas a los hogares para evaluar las necesidades de las personas y estamos trabajando con otras ONG para asegurar que la gente reciba la ayuda que necesita”, dijo Laurette Challita.  Sus necesidades son muchas. No se trata únicamente de dar apoyo material, se trata de preocuparse”.

Con la enorme oleada de refugiados ha aumentado la demanda de educación y, actualmente, las autoridades libanesas están ofreciendo dos “turnos” en los colegios – uno por la mañana para niños libaneses y uno por la tarde para niños sirios. Caritas brinda apoyo educativo – útiles escolares, libros, bolsas y transporte – para niños sirios.

Caritas también está trabajando con trabajadores sociales y psicólogos, y realiza visitas a los hogares para evaluar las necesidades de la gente. Asimismo, proporciona asistencia de emergencia en efectivo, cupones de alimentos y atención médica, además de ayuda financiera para consultas y medicinas.

Hogar, sanación y esperanza

Bassam Al Raahal es un cocinero originario de Homs, en el oeste de Siria.  “Yo tenía tres casas y una granja. Pero llegaron los problemas. Mi hermano me dijo que me viniera a trabajar en un restaurante en el Líbano”.

Al Rahal tiene cuatro hijos y su esposa está enferma. Al principio encontró trabajo en un restaurante en la frontera entre el Líbano y Siria, luego en Trípoli, pero ambos cerraron. Ahora lleva varios meses sin trabajo.

Caritas le ha estado dando a él y a su familia ayuda económica para cubrir sus gastos familiares y otros gastos. “El año pasado, Caritas me ayudó a enviar a los niños al colegio pagando los 200US$ de la cuota transporte y dándonos 700US$ para los gastos de la casa”, dijo.

“Aquí siempre seremos refugiados.  Yo quisiera ver a Siria recuperada y que volviéramos a casa”.